Crítica a El juego de Ender (Orson Scott Card, 1985)

Guerra y niños pueden mezclarse casi al antojo para producir un brebaje de sorprendente e inesperada realidad. Uno puede traer fácilmente a ambos a la mente con sólo recordar imágenes de la invasión más reciente de un ejército poderoso a un vecino rebelde, aunque con seguridad pobremente armado; será sencillo volver a ver cadáveres que no alcanzan la talla mínima tras ser usados como escudos humanos, envenenados con el radicalismo de la oposición a ser vencidos de sus mayores, armados con fusiles que duplican su tamaño y peso. Por más empeño que se ponga en ello, guerra y niños no logran disociarse de una imperante sensación de pesadilla, como si quienquiera que los hubiera puesto ahí se hubiera guiado únicamente por la perversión y la nulidad moral.

Sin embargo, esta sensación de horror en apariencia natural emana únicamente de nuestra noción básica de que la guerra significa muerte y, los niños, inocencia. La muerte de la inocencia, que podría traducirse como el fin de la infancia (y no es ésta la única invocación a Arthur C. Clarke), podría no ser tal si la guerra tendiera a una versión únicamente estratégica, que sustituyera la visión de la metralla penetrando la carne por la de una partida de ajedrez con vencedor y vencido, sin sangre. Del mismo modo, el horror se transformaría si, en vez de destilar inocencia, los niños se amotinaran con violencia, motu proprio, contra el invasor, alimentados por el recuerdo de sus compatriotas mártires de siglos pasados.

Guerra y niños, protagonistas indudables de la obra más afamada de Orson Scott Card, se dan cita para aniquilar tanto sangre como inocencia. Ahora, la inocencia hace la sangre. El parecido narrativo con C. Clarke dota a Orson Scott Card con cierta apatía e incluso pesadez, aunque sus pasajes de tributo a un militarismo académico resulten divertida y paradójicamente tanto ridiculizados como homenajeados. Pero hay un punto de validez científica en El juego de Ender al contar con frialdad, incluso con falta de moralidad, el futuro de la guerra y de la humanidad: la Flota Internacional comandada por el antiguo ejército de la piruleta.

Publicado por Unknown

2 comentarios:

nini dijo...

Admiro la capacitat que tens per extreure una esència tan profunda a un llibre que per molta gent pot semblar només una fàbula fantàstica a l'estil Matrix. FELICITATS!:*

Unknown dijo...

Caram, moltes gràcies nini! Un dia podríem discutir idees, no? :P

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